miércoles, 15 de junio de 2011

Los tachones también cuentan historias.

No me desprendo del trozo de papel higiénico pegado a mi zapato para no olvidar nunca lo que cagué. Celebro el día de los cristales rotos en mi conciencia, ya rompí con el martillo de la indiferencia la misma y estúpida piedra, con la que tropezar una y otra y otra vez. Pedí muchas veces perdón pero a muy pocas personas, y ante todo, me perdoné, todos los pecados cometidos y por cometer...que hay tantos socabones ahí fuera donde meter el pie.

15M

Las piedras de la corrupción y la injusticia golpearon el tejado de la paciencia ciudadana. De entre los boquetes del techo, bajó una lluvia, que como una ducha fría, gota a gota, como la gotera que golpea al preso hasta volverle loco, hizo fermentar las ideas de Revolución en las mentes evolucionadas. Era el tic tac frenético del despertador social el que no les dejaba dormir. Así empezó el plan, en un boca a boca de bocas, hambrientas de sensatez y sedientas de un poder sensato. Pero no hay ningún poder sensato, el poder vuelve demente al más cuerdo y de las primitivas ideas de solaridad crece, como un tumor en el cuerpo democrático, el egoísmo camuflado. Aquellos que ven una oportunidad en un cambio para cambiar aquello que nada tenía que ver. Así es como se pierde el rumbo, como el plan se torna difuso y las ideas esenciales parecen ser ahogadas entre tantos proyectos externos. Las propuestas antitaurinas, veganas, feministas... todas ellas sin excepción, merecen ser cabiladas y aceptadas, pero, ¿Qué tienen que ver estas con la Democracia Real? Estamos perdiendo de vista el objetivo primordial, mezclando el trigo con la paja y alejándonos del Deseo, con mayúscula, que tratabamos de realizar:
El sistema ha de cambiar.