No me desprendo del trozo de papel higiénico pegado a mi zapato para no olvidar nunca lo que cagué. Celebro el día de los cristales rotos en mi conciencia, ya rompí con el martillo de la indiferencia la misma y estúpida piedra, con la que tropezar una y otra y otra vez. Pedí muchas veces perdón pero a muy pocas personas, y ante todo, me perdoné, todos los pecados cometidos y por cometer...que hay tantos socabones ahí fuera donde meter el pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario