martes, 10 de mayo de 2011

Si tragas pero no muerdes...

Guerra Civil española


Los hombres bajitos y furiosos, rogaron silencio manoseando el gatillo. "Dios da una boca y dos orejas" dijeron, y los hombres con alma de gallina cerraron el pico y replegaron las alas, pues desde siempre es sabido, que es más fácil atarse las cuerdas vocales con el beso de un cañón en la espalda.  Sólo el hombre con alma de pájaro carraspeó al alzar la cara. Castañeaban sus rotulas con el ruido hueco de los huesos secos que golpean los tambores de algun sacrificio tribal, y aunque la sangre corría atropelladamente por sus venas, cuando habló, su voz fue parsimoniosa, como quién dicta una sentencia. "Si bien Dios nos da una boca y dos orejas, para callar, para escuchar, para servir,  también nos ha dado 32 dientes para morder, la mano que si bien nos da de comer, no nos ha quitado este hambre de libertad y esta sed de justicia" dijo. Con las picaduras de diez mil abejas ardiéndole en la cara,  pues sólo su voz pudo esquivar las balas.

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