jueves, 23 de septiembre de 2010

"La rana que no sabía que estaba hervida" Oliver Clerc

(Rana de Origami)
"Imaginen una gran olla llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando a fuego lento; al cabo de un rato el agua está tibia y esto a la rana le parece agradable, y sigue tranquilamente nadando. Ahora la temperatura empieza a subir y el agua está caliente, sólo un poco más de lo que suele gustarle a la rana, pero ella no se inquieta porque además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia. Cuando el agua está caliente de verdad a la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que para entonces ya se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. La temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, hasta que llega el momento en que la rana termina hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la olla".

 Todos somos ranas hervidas al fin y al cabo. Como ranas hervidas en ollas con agua ardiendo, saltamos, porque así nos dicta nuestro instinto de supervivencia. Pero, si el agua se calienta poco a poco, nos quedamos ahí, como las ranas, dejándonos hervir lentamente, inconscientes e inocentes como somos. Nos hierven a ofertas engañosas , a letras pequeñas, determinadas personas nos hierven machacándonos poco a poco, porque las piedras más pequeñas, una detrás de otra, pueden romper la vidriera más grande. Y como las ranas, cuando no soportamos más ese calor agobiante que nos crea este ir y venir, este hacer y   deshacer que es la vida que nos han impuesto, explotamos. Eternamente engañados con letreros luminosos y anuncios, que nos hacen creer que podemos ser mejores que los demás, superiores, todopoderosos. Eternamente presionados para seguir al grupo, para destacar, para esforzarnos en cosas que realmente no nos gustan. Objetivos: ser más guapos, más ricos, más poderosos...
Vamos que, todos vamos ha explotar algún día, cuando la temperatura de la olla sea insoportable, seremos un confeti de tripas y ojos y visceras, precioso. Y ya será demasiado tarde para salir del agua, nos hemos acostumbrado a ella, estamos acabados, atontados por el calor que dan todas esas luces que acaban fundiéndose. Sal del agua, por favor.

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